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El “escudo de silicio” taiwanés

  • 29 abril 2024 /

A diferencia de muchas otras empresas taiwanesas, la participación china en estas compañías es limitada y la cooperación entre empresas taiwanesas y chinas se limita sobre todo a la externalización de la distribución y la fabricación, a menudo de tecnología más antigua.

Aunque China va unos años por detrás de los gigantes taiwaneses, esta diferencia no solo se ha ido reduciendo, sino que esta tendencia podría continuar. Pekín ha invertido mucho en su I+D nacional de semiconductores avanzados. Y aunque algunos de los avances anunciados por Pekín pueden no ser tan significativos como los que presentan los medios de comunicación estatales, sigue progresando mucho. Las sanciones dificultaron sin duda el acceso de China a la tecnología de chips más avanzada, pero hicieron del I+D autóctono una prioridad cada vez mayor para el Partido Comunista chino (PCCh). Aunque en algunos otros sectores (como los motores de aviones y cohetes) China se beneficia del aislamiento de Rusia, no parece ser el caso de los semiconductores, pues Rusia también depende casi por completo de los proveedores occidentales. Así pues, China debe confiar en su propia capacidad de I+D, pero también en los esfuerzos de sus agencias de inteligencia para adquirir tecnología occidental y taiwanesa a través de medidas ilegales y poco éticas.

Aunque algunos afirman que las sanciones estadounidenses están fracasando, ya que hacen que China dependa menos de la tecnología occidental y sea menos vulnerable a la presión diplomática, ambos argumentos podrían no ser válidos. La política de China a largo plazo era ser autosuficiente en tecnología y, en campos políticamente delicados, China no ha actuado racionalmente y ha demostrado ser inmune a la diplomacia, como demuestra el caso de Hong Kong. Así, las sanciones aplicadas en los últimos tres años han ralentizado claramente el avance tecnológico de China, pero es muy posible que, a largo plazo, China alcance a Taiwán y Occidente. Esto complicaría la propia posición económica y política de Taiwán en el mundo.

Los políticos y empresarios taiwaneses comprenden y valoran esta ventaja. Mientras las empresas intentan mantener su posición de privilegio en el mercado mundial de semiconductores, para los políticos la industria del chip es algo que pueden utilizar en las negociaciones diplomáticas y, lo que es más importante, se considera crucial para el mantenimiento de la independencia de facto de Taiwán. Este papel de los fabricantes de chips taiwaneses para la defensa nacional suele denominarse como el “escudo de silicio”.

El argumento, utilizado incluso por la presidenta saliente de Taiwán, Tsai Ing-Wen, es que China se abstendrá de atacar a Taiwán porque ello interrumpiría las cadenas mundiales de suministro, arriesgando en realidad un gran daño a su propia estabilidad económica y política. Otros observadores, sin embargo, coinciden en que no es correcto aplicar esta “sabiduría convencional” al PCCh. En muchos casos ha demostrado que su política está por encima de cualquier racionalidad de este tipo, lo que significa que, llegado el caso, la industria del chip no disuadirá a China de atacar Taiwán. Ahora bien, el “escudo de silicio” sí podría proteger a Taiwán de otra manera: creando más incentivos para que Estados Unidos, resto de Occidente y Japón apoyen activamente la defensa de Taiwán, incluida una intervención militar en favor de la democracia isleña. Ello podría disuadir a Pekín de lanzar la invasión para la que claramente se está preparando. En cierto sentido, es más importante para Taiwán y la paz mundial lo que se piense de Taiwán que lo que el PCCh piense de Taiwán.

Sin embargo, toda esta relación está llena de contradicciones y las recientes regulaciones estadounidenses pueden afectar negativamente no sólo a los fabricantes de chips chinos, sino incluso a los gigantes taiwaneses. El fundador de TSMC afirma que la política estadounidense está destruyendo la globalización de los semiconductores, ya que favorece a los “países amigos” designados oficialmente, una lista en la que no figura Taiwán. Taiwán ha intentado recientemente ampliar su cooperación en el sector de los semiconductores con nuevos países amigos. Por su voluntad de ganar aliados diplomáticos, Taiwán podría estar mucho más dispuesto a compartir su tecnología y sus negocios con países que apoyen su existencia, algo que China a menudo sólo promete pero no cumple. Esta cooperación con Taiwán contribuiría a disuadir a China de una posible invasión de la isla.

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